En medio de la heroica lucha contra la era de la filoxera, se descubrió que el dañino bicho hibernaba en las raíces de la vid durante el período invernal. Por lo tanto, a algunas personas se les ocurrió el concepto de ahogar al oponente sumergiendo (= "Submersión" en francés) las vides donde fuera posible. A partir de ese momento, comenzó lo que se denominó la “carrera de la sumersión” (la “course à la submersion”), que afectó en gran medida a zonas del sur de Francia, concretamente a las llanuras bajas de Hérault, Aude, Gard y Bouches du Rhônes.

Algunas hectáreas de estas viñas “sumergibles” todavía existen hoy en la costa mediterránea. La Camarga es probablemente el lugar más conocido, donde algunos viticultores aún ocasionalmente inundan sus vides voluntariamente en el invierno.

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